“22 de agosto”, una obra con espíritu setentista

El próximo domingo 6 de agosto la pieza escrita y protagonizada por Sabatino “Cacho” Palma se despide de Rosario para comenzar una gira internacional. La función se realizará a las 20 en la Sala de Ciudad Cultural Lavardén.

(Texto: Ana Clara Borga) Además de ser actor, autor, docente, y director de teatro, Sabatino “Cacho” Palma también es médico psiquiatra y psicoanalista. Todas estas facetas de su vida se vuelcan en el escenario en su obra unipersonal “22 de agosto”, que será presentada en la Sala de Ciudad Cultural Lavardén (Sarmiento 1201) el próximo domingo 6 de agosto, a las 20, bajo la dirección de Alejandro Casavalle.

En conversación con Cacho, destacó: “Esta obra es un viaje por la memoria. Había una necesidad imperiosa de encontrar en ese número una especie de cábala, una guía, una brújula que, a su vez, tensara una historia, que es la mía pero que también es la de una generación”. Con esta función, Palma se despide de los escenarios rosarinos por un tiempo para emprender una gira que lo llevará a distintos lugares de nuestro país, a Uruguay y a Europa hasta abril del año próximo.

– La obra hilvana acontecimientos que se suceden distantes entre sí. ¿Cómo fue la selección de estos hechos? 

– Los actores tenemos una afinidad especial por los números. Yo sabía que quería hablar de la Masacre de Trelew porque fue un hecho que conmovió mi adolescencia y que cambió para siempre mi manera de pensar, de vivir la vida. Era el 22 de agosto de 1970, yo tenía 14 años, estaba en el colegio Dante Alighieri y nos enteramos que habían fusilado a unos tipos que nosotros consideramos idealistas, a unos soñadores que en un país de miserables, donde nadie quería dar nada por nadie, estaban dispuestos a dar su vida. Pero no de esa manera: asesinados en una cárcel donde los hicieron salir a un pasillo y los ametrallaron, sin darles ninguna oportunidad. Recuerdo que salimos todos a manifestarnos, nunca lo habíamos hecho, y fue eso lo que me llevó a un compromiso por la justicia y por la verdad. Otro 22 de agosto, pero de 1980, estrenamos “Cómo te explico”, en el teatro Arteón. Fue una obra que en plena dictadura militar le dio voz y canto a los adolescentes. Ahí empieza mi vida en la cultura y en el teatro: ese fue el momento en el que le encontré el gustito a esta profesión. Años después, investigando al gran poeta César Vallejo, descubro que su hermano, Miguel, a quien le dedica el poema al que Mercedes Sosa hará aún más bello, falleció el 22 de agosto de 1915. Ahí me conmoví. Los tres hechos son reales e intento transmitir ese hilo, esa posta, a la gente joven. La única ficción que inventé es que un 22 de agosto la sala en la que se encuentra el personaje, se cierra y debe ser entregada, algo que se sostiene en la más dura realidad actual del teatro independiente.

– Sos un actor representando a un actor. ¿Cómo se da esa dualidad? 

– El personaje está aferrado a una sala que se va a cerrar y quiere hacer una última pasada de su obra. Con él ha quedado un técnico que sabe que tiene que entregar las cosas porque también quiere acompañar al actor. Lautaro, mi hijo, encarna a un técnico que acompaña, puntúa e interviene en la obra permanentemente. Sostiene toda la parte técnica. Él va desarmando la obra pero es quien, a su vez, la sostiene, para que el personaje pueda terminar su pasada. La obra está dirigida por el gran Ale Casavalle y tiene un anclaje muy fuerte en lo que fue la revelación de la juventud de los 70. Por un lado, el compromiso político por un país para todos y el rock nacional, por el otro. La obra se va vertebrando utilizando todos los lenguajes teatrales: actoral, narrativo, plástico visual y sonoro-musical. Allí se tensan todos esos elementos: lo que se ve, lo que se escucha y lo que se cuenta, con dos grandes maestros como Charly y Spinetta.

– ¿Cómo se disputan tus profesiones sobre el escenario?

– Todas las personas somos ese raro collage de lo que hacemos, lo que ganamos, lo que perdemos y lo que encontramos. Lo que nos revela la verdad. Somos los amores que tenemos, los actuales y los que hemos perdido, las pérdidas irreparables, los hallazgos. Somos la suma de tantas partes que nunca se termina de acomodar. La obra es un gran rompecabezas, que sirve para abrir la cabeza: es un rompecabezas revelador. Así como el psicoanálisis es el respeto por la palabra, el respeto por las personas, es aprender a escuchar, entender que somos seres complejos y tratar de descifrar la realidad. No vivir con slogans, clichés, frases hechas; poder pensar y leer la realidad. Cuando algunos dicen «es a todo o nada”, ya sabemos que es nada.

Además de Sabatino y Lautaro Palma, el equipo que hace posible “22 de agosto… Y si después de tantas palabras” se completa con Alejandro Casavalle en la dirección, Martín Aguaisol en fotografía, Temis Parola en entrenamiento vocal, Juan Carlos Frillocchi a cargo de la filmación y realización del material audiovisual, Néstor Aliani en escenografía, asistencia de dirección y de montaje y Lorena Salvaggio en vestuario. Las entradas se encuentran a la venta en la boletería del teatro (Sarmiento y Mendoza).

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