Crónica 25/04/2025

El maestro Darío Domínguez Xodo y el pianista Ulises Belén brillaron en Santa Fe

La Orquesta Sinfónica Provincial de Santa Fe brindó un concierto que contó como invitados especiales al prestigioso director y al joven pianista.

Con entradas agotadas, la Orquesta Sinfónica Provincial de Santa Fe se presentó el jueves 24 en la sala principal del Centro Cultural Provincial, en su quinto concierto de temporada. Ante una sala repleta de público, el podio estuvo ocupado por el Maestro Darío Domínguez Xodo, como invitado, y también participó, en la misma condición, el pianista Ulises Belén.

El programa fue presentado como «Clásico y Romántico», proponiendo dos piezas imponentes del repertorio mundial. En la primera mitad del encuentro la Orquesta interpretó el «Concierto para piano Nº 2 en si bemol mayor, Op. 19» de Ludwig Van Beethoven (en realidad fue el primero que escribió, pero el segundo que publicó) con Ulises Belén al piano. Este concierto, que ya muestra el estilo inconfundible del compositor alemán, con su brillo y energía característicos, sirvió como el catalizador perfecto para que el prodigio de 13 años demuestre toda su inmensidad. Fue preciso y grácil. Logró una conversación entre el piano y el resto de los instrumentos imponiendo el diálogo musical por sobre el monólogo solista. En complicidad con el director, dominó los pasajes más complejos con total naturalidad. Su lectura fue profunda y reflexiva, con una sensibilidad que iluminó cada frase. Tocó con la delicadeza de un poeta en las manos de un niño y disoció su edad de su imagen sobre el escenario.
El público quedó impactado por la presentación y, en respuesta a sus aplausos de pie, Ulises interpretó «Morceaux de fantaisie, Op. 3: No. 2, Prelude» de Serguéi Rajmáninov y «Fantaisie-Impromptu, Op. 66» de Frederic Chopin como bises, regalándoles un momento más de magia.

Romántico tardío

En la segunda parte, se escuchó la «Sinfonía Nº 7 en re menor, Op. 70 / B. 141» de Antonín Dvorak, obra de representación personalísima en su estado más puro, nacida de la lucha interna de su autor con su tiempo, convirtiéndose en un himno tan sombrío como poderoso de los últimos tramos del romanticismo.

Xodo se impuso ante las partituras logrando hacer llorar a las cuerdas con cada nota melancólica. El carácter profundo del perfil compositivo de la obra, tamizado con las herramientas del Maestro, dio como resultado una exposición de gran nivel artístico. La séptima de Dvorak encontró en Santa Fe una versión muy memorable.

El concierto en su totalidad fue un regalo. El público se llevó una experiencia maravillosa con matices de incredibilidad, un infante enorme y un Director imparable.