Noticia 19/06/2025

La trastienda de un trabajo único: el óleo “Toledo”, de Antonio Berni, será restaurado ante el público

El equipo especializado del Museo Rosa Galisteo trabajará sobre una obra donada en 1929 por el célebre pintor rosarino. El domingo 22 de junio, desde las 16, quienes asistan al organismo provincial podrán presenciar el trabajo de recuperación.

En 1929, un joven Antonio Berni llegó Santa Fe para recibir una beca del Gobierno provincial, acompañamiento que le permitiría regresar a Europa. En su paso la ciudad, el talentoso artista rosarino donó al Museo Provincial de Bellas Artes “Rosa Galisteo de Rodríguez” una obra que reflejaba su paso por España: el “Toledo”, óleo paisajístico que antecede a la iconografía que luego lo convertirían en uno de los nombres esenciales del arte argentino. A casi un siglo de aquella donación, la histórica pieza, patrimonio del Rosa, vuelve a cobrar protagonismo: en el marco de las activaciones llevadas adelante como parte de la muestra “Berni y Pautasso en El Rosa”, y en el 120° aniversario de nacimiento del pintor rosarino, el equipo del Rosa permitirá al público visualizar el complejo trabajo de restauración del “Toledo”. La actividad, a cargo del área de Conservación y Restauración, se desarrollará el domingo 22, de 16 a 19, con entrada gratuita.

En 1925, a partir de una beca del Jockey Club de Rosario, Antonio Berni viajó por primera vez a Europa. Con apenas veinte años, el joven artista rosarino plasmó en óleos diversos paisajes. Cuatro años después, al recibir la beca del gobierno santafesino, donó al Rosa Galisteo su mirada sobre la Ciudad Imperial, vista desde el puente de Alcántara. La obra, que se mantuvo fuera de exhibición, comenzó a ser recuperada este año por los equipos técnicos del Rosa, en una acción cuya visibilización pone en evidencia la relevancia del trabajo llevado adelante por el museo público.

En ese sentido, la posibilidad de compartir la experiencia de restauración, de dialogar con el personal idóneo, profundiza una serie de acciones llevadas adelante por el Rosa Galisteo, que ya había montado gabinetes de restauración a la vista del público. “Fueron muchas obras las que intervinimos en los gabinetes, y la gente que venía a ver las obras en el contexto de Museo Tomado, se acercaban con mucho interés hacia las prácticas de conservación y restauración que se realizaban durante esos periodos de exhibición en los que había muestras en la sala. Pasaban por el gabinete, y los que estaban interesados se acercaban a preguntar”, recuerda Paula Zanardi, responsable del área de Preservación del Rosa. 

En relación a la activación que este domingo se llevará adelante en el organismo provincial (ubicado en 4 de Enero 1552), la especialista explica: “Nos interesaba visibilizar la tarea profesional que se realiza detrás de una obra que uno ve exhibida en sala. El público generalmente viene y ve todo montado, exhibido, preparado, listo para el disfrute. Pero detrás de eso siempre hay una ardua tarea, hay equipos que se profesionalizan. Cada intervención, cada obra que está exhibida, lleva un trabajo previo antes de ser montada en los muros. Sobre todo si requiere de trabajos de intervención”. 

– En este caso particular de “Toledo”, ¿cuál era el estado de esta la obra, casi centenaria?

– La obra no se encontraba en buen estado. De hecho, nos pareció una buena oportunidad poner en escena este espacio de restauración, de intervención, para poder visibilizar las tareas. La historia es así: en 1929, de regreso de España, Berni viene a recibir una beca que le otorga el gobierno provincial y en esa ocasión  dona la obra al museo. La obra es muy significativa para nosotros porque pertenece a su primera etapa de formación. La imagen es bastante inusual, ya que estamos acostumbrados a ver otro tipo de iconografía de su obra. Por eso nos pareció interesante poder abordarla en este contexto del diálogo entre la muestra de Berni y Pautasso. Lo que hacemos ahora es contarle al público cuáles son los procesos y cuáles son las etapas desde que la obra ingresa al taller hasta que se exhibe en los muros. Son distintas etapas, llevan mucho rigor técnico, pero al margen de eso, lo que nos parece interesante es poder democratizar de alguna manera el acceso al conocimiento y a las tareas que lleva el área, para que la obra también llegue al público desde otro lugar, desde otra perspectiva. Desde un lugar más cercano, más accesible, la gente se acerca mucho a consultarnos, a preguntarnos cómo es la historia de la obra, qué tareas realizamos. Sin dudas generar estos espacios que habilitan al diálogo son muy valiosos. Es una buena oportunidad de inclusión para el público visitante. 

– ¿Qué proceso, y que tiempos de trabajo, implica la restauración de una obra de las características de “Toledo”?

– El tiempo es bastante difícil de estipular. Cada obra es un caso único, que se estudia. Se hacen muchos estudios previos antes de su abordaje y se planifica de acuerdo al estado de conservación. Primero se hace un relevamiento fotográfico y un examen organoléptico. Posterior a eso se hacen distintos tipos de estudios. El trabajo es bastante interdisciplinario, se trabaja con otras áreas también. Se va recopilando información de la obra y en este caso se completa a través de un estudio que primero es visual: se analizan los deterioros, los cuales quedan documentados en los Reportes de condiciones de la obra.  En base a eso se arma un plan de intervención. En este caso lo que hicimos fue consolidar la capa pictórica con cola animal, que permitió fijar y proteger la capa pictórica durante los siguientes procedimientos. Al haber estado enrollada durante un tiempo antes de que se montara en el bastidor, la obra presentaba mucha deformación del soporte, se produjeron grietas verticales muy marcadas, que a simple vista se destacan. Además también tenía marcas de golpes, con acompañamiento de pérdida de capa pictórica. Entonces es un abordaje bastante complejo. Ya avanzamos con algunos procedimientos y lo que se está haciendo en este momento es el sellado con calor, porque se usa un adhesivo que es una cola animal termoactiva. Cada paso lleva un tiempo que se debe respetar con minusiosidad. Los tiempos de cada obra son muy particulares, se van atendiendo las necesidades y viendo cómo reacciona cada procedimiento sobre la obra. 

La posibilidad de presenciar el trabajo de restauración permite reconocer las capacidades y responsabilidades de los equipos de trabajo del Ministerio de Cultura. En este caso, un equipo conformado por el Jefe de Conservación Maximiliano Pérezlindo, la Jefa de Restauración María Paula Zanardi, la restauradora Ana Trautmann, Marcela Papini en registro y documentación y Rodrigo Stettler en el registro fotográfico y fílmico. El trabajo cuenta además con la colaboración de las áreas de Patrimonio e Investigación.

Compartir esta experiencia, descubrir la trastienda de las labores que permiten sostener un museo público, se ofrece, entonces, como una oportunidad única. Así lo entiende también Paula Zanardi, que reconoce: “Venimos trabajando hace un montón en esto, con mucha conciencia, con muchas ganas y también con mucho compromiso. Visibilizar estas tareas también va con una intención muy profunda, que es que el público tome conciencia del valor material y cultural de nuestro patrimonio, que en realidad nos pertenece a todos. Es nuestra intención sensibilizar al público con estas acciones”.