La celebración de la festividad del Santo Patrono forma parte de la memoria intangible de los santafesinos, festividad que en los últimos años fue olvidándose para ser un feriado más. En esta nota pretendemos rescatar del olvido al custodio de Santa Fe, acercando a la ciudadanía a sus orígenes, haciéndola partícipe del sostenimiento de una memoria viva y del resguardo de su patrimonio.
En ese sentido, el Museo Histórico Provincial de Santa Fe «Brigadier General Estanislao López», dependiente del Ministerio de Cultura, exhibe en sus salas una talla de madera del siglo XVIII que representa a San Jerónimo. También en la Basílica Nuestra Señora de Guadalupe y en la Catedral Metropolitana se encuentran otras imágenes del Patrono, todo lo cual puede leerse más adelante en el apartado “La iconografía de San Jerónimo”.
La elección y celebración del Patrono de la ciudad
Investigaciones históricas recientes revelan que no existen documentos que precisen la oportunidad y la fecha en que San Jerónimo fuera señalado Santo Patrono de Santa Fe; y flota en el aire la presunción de que en actas perdidas del Cabildo puedan haberse consignado tales datos. Y aún más: documentos de investigadores santafesinos consignan la factibilidad de que la elección del Patrono haya surgido de un sorteo, modalidad habitual para la época, donde se preparaban cédulas para que el azar decidiese a cuál Santo encomendar la protección de la ciudad.
La primera noticia que se posee sobre la celebración de la fiesta de San Jerónimo la registra el acta Capitular del 16 de septiembre de 1590. Para esa fecha –en que la ciudad aún no poseía la Iglesia Mayor- los Regidores acordaron hacer todas las cosas necesarias para regocijar la fiesta del Patrono San Jerónimo. El suceso era presidido por el Alférez Real (representante del Rey), entre una muchedumbre convocada oportunamente por el Cabildo, a través de pregoneros que invitaban desde días antes.
La celebración incluía la realización de corridas de toros con puyas -varas largas con una punta afilada- en un acto que organizaba el Mayordomo de la ciudad; la Santa Misa; el paseo solemne del estandarte real y la salida procesional del Santo, entre otros oficios. Y todos los 30 de septiembre se renovaban los rituales. La Santa Sede reconoció este patronazgo sobre la provincia y la ciudad el 8 de julio de 1949.
Jerónimo, el que tiene un nombre sagrado
Jerónimo (Eusebius Hieronymus Sophronius) nació en Dalmacia (ex Yugoslavia, hoy Croacia) entre los años 333 y 347 -no hay precisiones al respecto-. Sus padres eran cristianos de buena posición económica y así pudieron enviarlo a estudiar a Roma. No obstante, por motivos que se desconocen, no lo bautizaron en su nacimiento.
Ya en Roma recibió instrucción de Donato, hombre muy instruido pero no creyente, que llevó a Jerónimo a ser un gran latinista y muy buen conocedor del griego y de otros idiomas, pero muy poco conocedor de los libros espirituales y religiosos.
En una carta, San Jerónimo cuenta que tuvo un sueño en el que se presentaba ante el trono de Jesucristo para ser juzgado, y Él le preguntaba: «¿A qué religión perteneces?». Jerónimo le respondió: «Soy cristiano – católico», y Jesús le dijo: «No es verdad. Que borren su nombre de la lista de los cristianos católicos. No es cristiano sino pagano, porque sus lecturas son todas paganas. Tiene tiempo para leer a Virgilio, Cicerón y Homero, pero no encuentra tiempo para leer las Sagradas Escrituras». Se despertó llorando, y en adelante su tiempo fue siempre para leer y meditar libros sagrados.
Luego se recluyó en el desierto para hacer penitencia, y al volver a Roma el Papa San Dámaso lo nombró como su secretario y le encomendó un oficio importantísimo: hacer la traducción de la Santa Biblia. Jerónimo, que escribía con gran elegancia el latín, tradujo a este idioma toda la Sagrada Biblia y esa traducción llamada «Vulgata» (o traducción hecha para el pueblo o vulgo) fue la Biblia oficial para la Iglesia Católica durante 15 siglos.
Sus últimos 35 años Jerónimo los pasó en una gruta, junto a la Cueva de Belén. Allí, haciendo penitencia, dedicando muchas horas a la oración y al estudio de la Santa Biblia, fue redactando escritos llenos de sabiduría, que le dieron fama en todo el mundo.
La Iglesia Católica ha reconocido siempre a San Jerónimo como un hombre elegido por Dios para explicar y hacer entender mejor la Santa Biblia y por eso ha sido nombrado Patrono de todos los que en el mundo se dedican a hacer entender y amar más las Sagradas Escrituras.
Falleció el 30 de septiembre del año 420. Tenía entre 80 y 90 años. Más de la mitad los había dedicado a la santidad. Sus restos descansan en Santa María la Mayor en Roma.
Patrono de los traductores
Como se dijo previamente, San Jerónimo tradujo la mayor parte de la Biblia del hebreo y el griego al latín, creando la famosa «Vulgata», texto de referencia para la Iglesia latina y la edición de la Biblia para el pueblo. Su monumental trabajo se considera un hito en la historia de la traducción y, en su honor, se celebra el 30 de septiembre el Día Internacional de la Traducción y la labor de quienes se dedican a facilitar la comprensión y el acceso a los textos.
La iconografía de San Jerónimo
En la historia del arte, San Jerónimo es una figura de enorme riqueza iconográfica desde hace siglos; y en la ciudad de Santa Fe coexisten dos fórmulas de representación del Santo.
Una de ellas es una talla de madera del siglo XVIII, la que pertenece a la colección del Museo Histórico Provincial de Santa Fe. Esa figura lo muestra como un anacoreta, semidesnudo y cubierto por un manto rojo, contemplando la cruz y golpeándose el pecho con una piedra. Con una pluma en la mano o una piedra para golpearse el pecho. Una calavera en la tabla sobre la que escribía y en la que se apilaban los libros que leía. Y un león que custodiaba la cueva como manifestación de agradecimiento hacia el santo que lo había curado de una herida en una de sus patas. Si bien la pieza presenta faltantes, especialmente de sus brazos, todo hace indicar que respetaba esta fórmula iconográfica.

En esa línea, la Iglesia Matriz de Santa Fe de la Vera Cruz, o Catedral Metropolitana exhibe otra talla que reúne prácticamente los mismos atributos y características: torso semidesnudo, manto, cruz y piedra.

La otra fórmula iconográfica lo muestra como Cardenal (aunque nunca lo fue), tal como puede verse en el altar mayor de la Basílica Nuestra Señora de Guadalupe de la ciudad de Santa Fe.

La llegada de la figura de San Jerónimo al Museo Histórico Provincial
Como muchas otros objetos que hacen a las colecciones del Museo, en especial las de los primeros años de su existencia, corresponden a adquisiciones de la Comisión Honoraria. En el caso de nuestro San Jerónimo, dicha compra fue realizada poco después de la inauguración del Museo en 1943. En los registros documentales del Museo se resguarda el recibo de la compra, en el cual puede observarse qué tipo de comercios ofrecían este tipo de objetos, hoy museables, cómo se realizó el pago, cuánto costó e incluso la procedencia de la talla.
No sólo patrono de Santa Fe
Además de la provincia y ciudad de Santa Fe (departamento La Capital) como ya se dijo, San Jerónimo es el santo patrono de San Jerónimo Sud (departamento San Lorenzo) y la ciudad de Córdoba, en Argentina.
Además, es el patrono de Croacia, de donde era originario; de las ciudades de Ixtepec (Oaxaca) y Coatepec (Veracruz) en México; de la ciudad de Masaya en Nicaragua; de la comuna de Alhué en Chile y de la ciudad de Montería en Colombia.
Para visitar
Si al leer esta líneas te dieron ganas de conocer las figuras iconográficas de San Jerónimo que se encuentran en los espacios culturales y religiosos de la ciudad, te dejamos los datos:
– Museo Histórico Provincial de Santa Fe: San Martín 1490.
– Catedral Metropolitana: Av. Gral. López y San Jerónimo.
– Basílica de Guadalupe: Javier de la Rosa 23.