Abrió sus puertas la muestra “Recuerdos que no voy a olvidar”, homenaje a Fito Páez

En Ciudad Cultural Lavardén, entre anécdotas, vivencias compartidas y complicidades, inauguró la exposición que reúne objetos y fotografías inéditas del talentoso músico rosarino.

Este viernes por la tarde, en la Sala de las Miradas de Ciudad Cultural Lavardén (Mendoza 1085. Rosario), tuvo lugar la apertura de la muestra “Recuerdos que no voy a olvidar”, la primera muestra-homenaje sobre la vida de Fito Páez que se exhibe en Argentina. La exposición reúne piezas inéditas como afiches, publicaciones, material audiovisual y fotografías de distintos momentos de la vida del músico en Rosario, y se podrá visitar de lunes a viernes, de 10 a 19, con entrada libre y gratuita hasta el 8 de octubre.

Fiel reflejo del título de la muestra, la inauguración tuvo la impronta de esas reuniones de amigos, de esas complicidades inquebrantables, que el tiempo se encarga de hacer más fuertes y vívidas. Así fue el momento oficial de la apertura de la muestra, que entre guiños y anécdotas tuvo el tinte del diálogo espontáneo y el afecto permanente entre amigos.

Las palabras del ministro de Cultura de la Provincia de Santa Fe, Jorge Llonch, no fueron ajenas a ese clima, y dejaron traslucir ese sentir: “Lo que quiero contar es lo que viví. No voy a hablar como ministro”, dijo, y así desandó un camino de recuerdos y vida compartida, pero primero sintetizó la convicción que movilizó el trabajo realizado: “Hubiese sido un error no hacer esta muestra”.

Señalando la placa que se encuentra expuesta con el número del domicilio de Fito Páez en nuestra ciudad recordó: “Miren 681, Balcarce 681… si habremos ido a la casa de Fito a la tarde cuando él salía del colegio para ver qué hacíamos a la noche…. En esta muestra está el Fito que a lo mejor no está en la serie. Esta parte es el Fito que caminaba por las calles de Rosario, que tocaba acá en el Café de la Flor y que tocaba en la Lavardén, en la Sala de Empleados de Comercio”.

Uno de los recuerdos más vivaces del ministro compartido con Fito es el encuentro con Spinetta allá por los años ‘80: “Nos dejaron pasar al ensayo de Spinetta y éramos cinco mirando el ensayo, y en un momento lo saludamos a Luis. Él salió de golpe y nos dijo que vendía el piano y que nos lo quedáramos, que le firmáramos un pagaré. Lo cargamos y lo llevamos a la sala de ensayo. A Fito lo tuve que llevar a la casa hecho un trapo de la emoción porque tenía no solo un piano Rodhes sino el Rodhes de Spinetta”.

Finalmente el ministro cerró con un sueño, que es armar el Museo de Fito: “Es algo que me gustaría plantear, obviamente, ya fuera de gestión. Con todos los instrumentos que tiene guardados. Algunos instrumentos los trajimos para el Museo del Rock, pero otros no”.

La muestra cuenta con la curaduría de Horacio Vargas y Sergio Rébori, periodistas de la ciudad y grandes conocedores de la vida y obra del músico rosarino. Vargas es el autor de la biografía “Fito Páez: La vida después de la vida” y Rébori es uno de los coleccionistas de rock más importantes del país y fundador del Museo Rosario Rock.

Tomando la palabra en la inauguración Horacio Vargas relató el origen de este camino: “Cuando yo escribí la biografía de Fito Páez me quedó un montón de material gráfico para ese libro que quedó guardado. El año pasado se reeditó ese libro, y aparecieron nuevas fotos, aparecieron nuevos testimonios, y entonces pensé que lo que faltaba para coronar esta etapa de Fito Páez tenía que ver con una muestra”.

“Cuando le conté a Jorge esta posibilidad la respuesta de Jorge duró 10 segundos, dijo: «Hagámoslo», y ya con esa primera puerta abierta, faltaba la otra pata y la otra pata fue Sergio Rébori. Es el antropólogo del rock rosarino, un arqueólogo que sigue buscando”. Vargas agregó: “En Jorge encontré un amigo y un funcionario donde no había que explicarle nada, no había que explicarle quién era Fito Páez, qué es el rock, cómo hacer un festival de jazz gratis”.

Luego, en su condición de curador, Rébori indicó: “Esto para nosotros, más allá que funcionamos como curadores, como armadores; todo esto es una construcción colectiva. Vamos a ver muchas cosas que nos han acercado los fans: fotografías de varios autores, ilustraciones. Participó mucha gente. Esta muestra no es una cuestión de nostalgia, sino que lo sentimos más como una apuesta a la memoria, a rescatar, a preservar y a difundir el legado que es la historia de este gran artista que es Fito Páez que para nosotros es nuestro ADN”.

Asimismo, el subsecretario de Gestión Cultural Javier Armentano enfatizó: “Fito es un artista renacentista, o sea todo, es todo: es cineasta, escritor, músico, cantante, creativo, una maravilla. Fito es un grande tal cual como Charly, como Nito. Es un estandarte y nosotros lo queremos mucho como rosarino, además, que es nuestra bandera también. Agradecerles esta muestra maravillosa”.

Para visitar, recorrer y disfrutar

La muestra propone un recorrido casi cronológico de la vida de uno de los músicos más importantes de la ciudad y pieza fundamental del rock nacional.

El recorrido está estructurado en varias secciones o “islas temáticas” donde el público podrá ver, entre otras producciones, material fotográfico inédito de un joven Páez: “Priorizamos mostrar su vida en Rosario, haciendo hincapié en sus primeros 20 o 30 años. Empieza con el álbum familiar con fotos de la comunión, de su padre y de su madre, y luego pasamos a su época de estudiante. Una compañera del colegio Dante Alighieri nos cedió fotografías de Fito en Bariloche, en su viaje de egresados. También hay algunas tocando en su escuela”, cuenta Rébori.

Para narrar la vida del astro, también decidieron ocuparse de su segunda pasión: el cine. “A través de uno de los chicos que trabajó en la producción de la película «¿De quién es el portaligas?» conseguimos imágenes de la filmación, hay cosas muy lindas y que la gente no ha visto”, continúa Rébori.

Otro sector está destinado a mostrar la producción de artistas plásticos e ilustradores rosarinos. “Hay dibujos y caricaturas, también afiches de los ‘70 y de los ‘80 en Rosario, donde Javier Armentano era el dibujante que todos buscaban para que ilustrara sus afiches. Evitamos mostrar cosas que circulan bastante, como en las redes sociales”, destacó Vargas.

Consultados por la elección de la Ciudad Cultural Lavardén, Vargas asegura: “Es muy significativo e importante, se dan varias coincidencias fantásticas para que la muestra se pueda montar ahí, y próximamente circule por otras ciudades”.

Por su parte, Rébori cuenta: “Al principio íbamos a montar la muestra en los galpones (Franja del Río), pero la Sala Lavardén es como la segunda casa de Fito. Los primeros recitales fueron ahí, y a lo largo de su carrera volvió a tocar muchísimas veces. En Lavardén grabó Circo Beat, lo podría haber grabado en cualquier lugar del mundo, pero por algo lo eligió así, es su disco más rosarino. De eso también hay material muy interesante para ver en la muestra”.

En cuanto a los objetos expuestos, ambos periodistas destacaron una joyita: la placa con el número “681” de la casa natal de Fito, que supo estar ubicada a esa altura de calle Balcarce. Esa casa ya no existe más: “El chico que nos la cedió, vio que estaban demoliendo la casa y se fue con un destornillador a sacarla”, recuerda Rébori sobre uno de los objetos más singulares de la muestra.

También habrá una proyección audiovisual y rarezas en video: “Digitalizamos conciertos que no están en las redes para proyectarlos, e irán rotando para que la gente se pueda encontrar con un montón de canciones de Fito en versiones que no conoce”, cuenta Vargas.

Además de la colección de fotos familiares, afiches originales de sus primeros conciertos y distintos objetos de la vida personal de Paéz, la muestra reúne toda su discografía en formatos vinilo, cassette y CD. También imágenes tomadas por fotógrafos locales y una selección de tapas de revistas que tuvieron a Fito como protagonista.

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