Entrevista 02/11/2025

«El chamamé enamora por su profunda poética. De alguna manera, a través suyo el destierro se vuelve un poco menos doloroso»

La cantante Patricia Gómez, oriunda de Reconquista, presentará «La música del agua dulce» en el ciclo El Under al CCP, del Centro Cultural Provincial (Junín 2457, Santa Fe). Acompañada por Mariano Peresón, subirá a escena el jueves 6, a las 20.

En el marco del ciclo El Under al CCP, el próximo jueves 6 de noviembre la Sala Foyer del Centro Cultural Provincial «Francisco ‘Paco’ Urondo» (Junín 2457, Santa Fe) recibirá a Patricia Gómez, cantora y docente, reconocida como una de las referentes más importantes de la música del litoral argentino. El encuentro será a las 20, y la artista oriunda de Reconquista estará acompañada por Mariano Peresón (piano y voz) para presentar «La música del agua dulce», un concierto que será un viaje íntimo y emotivo por el chamamé, combinando los temas de su nuevo álbum, «Radio Goya Volumen II», y canciones de sus discos anteriores. Las entradas tienen un valor de $6000 y se pueden adquirir en boletería del Centro Cultural Provincial.

“Soy vertiente, soy bajante, soy creciente, verde voz, camalotal” (fragmento de la canción “Jaaukanigás”, de Gustavo Machado y Mariano Peresón)

La voz de Patricia Gómez suena como el agua cantora del río, meciendo en sus olas el camalotal. Patricia le canta al paisaje litoral con sus sonidos, su gente, el legado de los pueblos originarios, las historias de la «gente del agua».

– Con una trayectoria de cuatro décadas, y varios discos editados, entre ellos «Radio Goya Volumen I», que fue nominado a los Premios Gardel como Mejor Álbum de Chamamé, este año presentaste «Radio Goya Volumen II». ¿De qué se trata este proyecto?

– «Radio Goya Volumen II» es la continuación de un proyecto fonográfico que arranca en 2022 con el Volumen I y es un homenaje a la radio y al chamamé. Radio Goya es una emisora que se encuentra en esa ciudad correntina y que está cruzando el río nomás, a 60 kilómetros de Reconquista, donde yo resido. Cuando no existían las redes, no había plataformas, no había muchas maneras de aproximarse a la música (y estoy hablando de las décadas del 60, 70 y principios de los 80), era la radio el medio por excelencia para poder aproximarnos a la música. Para muchos artistas de mi generación la radio fue nuestra primera escuela de música, yo aprendí mis primeras canciones escuchando LT6 Radio Genaro Verón de Astrada, la emisora que aquí en el norte de Santa Fe era la que se escuchaba perfecto, con una fidelidad tremenda. Y en todos los hogares sonaban las voces de María Ofelia, Ramona Galarza, las Hermanas Vera, Antonio Tarragó Ros, Monchito Merlo, y tantos otros referentes chamameceros. 

– ¿Cómo hiciste la selección de los temas para este Volumen II?

– La selección fue muy difícil. Para el Volumen I hice una larga lista de canciones que yo había aprendido en mi infancia y para ello le pedí ayuda a varias personas: a mi familia, a mis hermanos, a músicos más grandes que yo y más jóvenes también, estudiosos, historiadores. Hice una pequeña investigación, y las canciones de esa lista que habían quedado afuera las incluí en el Volumen II. Son canciones que cronológicamente fueron compuestas un poco más acá en el tiempo que las de «Radio Goya Volumen I» que son compositivamente más viejas, fueron compuestas hace bastantes años.

– Contás que el chamamé era parte de la cotidianidad en tu infancia. ¿Por qué lo seguís eligiendo?

– A mí me gusta la música, yo puedo cantar muchos géneros porque me gusta la música y las expresiones folclóricas de las distintas regiones me conmueven y por supuesto que las interpreto, pero elijo el chamamé porque es lo que más me gusta, porque siento que tiene que ver conmigo, con mi historia, con mi identidad, con mi forma de ser. Es parte identitaria de una geografía vinculada directamente con esta música, por su historia, por sus referentes. Acá el chamamé llega por distintas vías: viene con la ola inmigratoria de chaqueños, correntinos, santiagueños, formoseños, misioneros, a fines del siglo XIX, principio del siglo XX, con las cosechas del algodón, también cuando arranca su actividad La Forestal con todo lo que conlleva esa historia tan fuerte para nosotros. Y bueno, a mí quizás es lo que más me conmueve y va más allá de la música, es justamente una forma de ser, es una forma de sentir, de comunicarnos, de hablar, de danzar, es una forma de habitar este suelo.

– La música del litoral tiene un encanto especial, ¿qué pensás sobre eso?

– El chamamé enamora, creo yo, por su profunda poética, que atraviesa las letras, las melodías, y también de alguna manera, a través suyo, el destierro se vuelve un poco menos doloroso, menos nostalgioso y nos invita volver al terruño. Y hablo de esas personas que emigraron hacia otros lares por distintos motivos, y que muchas veces sólo a través de la música pueden volver a su lugar. Entonces creo que el chamamé tiene eso, ese encanto, porque es memoria, es río, es monte, es sapucay, es Patrimonio Inmaterial de la Humanidad y por lo tanto es de todos, ya no pertenece a una geografía. Creo que su encanto radica en todos esos elementos, así que yo enamorada siempre de este género que amo, que respeto y que también me ayuda a comunicar lo que tengo ganas de decir a través de mi canto.

– Y sobre el concierto en el Centro Cultural Provincial, ¿qué nos encontraremos en «La música del agua dulce»?

– La propuesta es un concierto no en formato grupo sino en dúo, acompañada en el piano por Mariano Peresón y con dos grandes músicas como invitadas a compartir algunas canciones con nosotros: María Eugenia Pelegri y Elina Goldsak. «La música del agua dulce» es un concierto conceptual que reúne obras de poetas, compositores que le cantan al río, a sus historias, a su gente. Sonoridades que tienen que ver con la música justamente del agua dulce: chamamecitos, rasguidos dobles, guaranias, gualambaos, entre otros ritmos litoraleños, y hemos versionado estas obras dándoles un carácter más intimista con esta propuesta de piano y voz. Y la Sala Foyer, por sus dimensiones, genera un ambiente íntimo con el público, que es lo que buscamos, estar cerquita de los espectadores y no solo físicamente, sino cerca a través de la música y del contacto que nos permite la poesía, toda la poética que atraviesa este tipo de canciones, así que justamente buscamos eso también, esa complicidad con el público.