Crónica 09/08/2025

La Sinfónica santafesina brindó un apasionante concierto en el marco de Trombonanza

A modo de cierre del tradicional encuentro de trombones, tubas y eufonios, el organismo provincial, bajo la dirección de Silvio Vegas, cautivó al público que colmó el Teatro Municipal de Santa Fe.

La noche del viernes 8 se vistió de dorado con la última presentación en Trombonanza de la Orquesta Sinfónica Provincial de Santa Fe. La nave principal del Teatro Municipal brilló con los eufonios, tubas y trombones convocados por el certamen y con la música que presentó la orquesta ante más de 800 asistentes.

Músicos estudiantes de todo América, de todas las edades, convivieron durante una semana con docentes de todo el mundo, aprendiendo y compartiendo experiencias valiosas para su desarrollo profesional y artístico. La culminación de la vivencia formativa de Trombonanza fue el concierto con la Orquesta Sinfónica Provincial de Santa Fe, dirigida por Silvio Viegas, titular del ensamble.

En un teatro convertido en templo musical, más allá del repertorio y de las destrezas artísticas, en la noche del viernes se vivió un concierto profundamente emotivo. Trombonanza es contagiar alegría, es comunión sin fronteras más allá de lo meramente instructivo. Sumado a todo eso, que es el espíritu rector del festival, el encuentro en el que participó la Sinfónica fue sentimiento puro.

El repertorio tuvo el alma de la literatura británica como horizonte, con la interpretación del Preludio al segundo cuadro de la ópera «Hamlet» (de A. Thomas) y de P. I. Tchaikovsky, propiamente, «Hamlet -Op. 67». A esas piezas maestras se sumaron dos estrenos mundiales: «Fortuna escandalosa» («Outrageous Fortune»), del también actor inglés N. Clarke, responsable de ponerle el cuerpo a los textos que completaban la propuesta mientras su compatriota, Brett Baker, ejecutaba los complejos solos de trombón tenor que prestaban las partituras. También se vivió la primera audición de «El Kraken», de R. Newton. Otra genialidad donde se impuso el solista de tuba James Gourlay.

No cabe descripción técnica que supere el sentimiento que gobernó el teatro. El público pudo ver a todos los artistas, cada uno en su papel, dando el máximo en un territorio alejado de lo estrictamente clásico. Destacó la actuación de cada uno conjugando una unión sonora impecable. Solistas consagrados, alumnos destacados, músicos a la altura del desafío y un director soberbio, fueron los ingredientes perfectos para una velada inolvidable.

Fiel a la tradición, el intervalo tuvo la magia de todos los años. Los alumnos del curso de perfeccionamiento, dispersos por la sala, interpretaron un arreglo de «La Gran Puerta de Kiev» de Modest Musorgski, con Karen Marston, trombonista británica, fundadora de varios conjuntos y organizaciones con notable éxito que promueven a las mujeres en los instrumentos de metal; como conductora y autora de la adaptación. La ovación no tenía fin.

Es justo afirmar que Trombonanza no descansa nunca en los reconocimientos que ha recibido desde su primera edición. Su creador, el trombonista Rubén Carughi (que justamente recibió al principio una Declaración de Interés Turístico de mano del licenciado Damián Ciorciari, en representación de Marcela Aeberhard, secretaria de Turismo de la Provincia), dedica su vida -desde hace 24 años- para lograr algo que pocos intentarían, y lo que se vivió junto con la orquesta provincial fue el corolario ideal para cerrar con broche de oro el encuentro educativo y artístico más importante de América.