“La literatura tiene que ver con la creación de sentido”

Entrevista con el escritor rafaelino Santiago Alassia, que presentará en la Feria del Libro de Buenos Aires “No es lo suficiente”, obra ganadora de la serie “Los Premios” del Ministerio de Cultura

(Texto: Agustín Alzari) El jueves 5 de mayo, a las 16.30, en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires se presenta el libro No es lo suficiente, de Santiago Alassia, título ganador del último premio provincial de narrativa y fue publicado a fines de 2021 por el sello Santa Fe Ediciones en el marco de la serie «Los Premios». Alassia es oriundo de Rafaela y tiene varias obras publicadas, entre ellas magún magún, Por lo najo, Hueco en el mundo y Juan y Antonio. El autor suele itinerar por los pueblos de la provincia llevando su literatura, sus obras teatrales, y también brindando talleres. 

La exploración de los bordes de la vida pueblerina, de los pliegues que subyacen y tensan la vida cotidiana está en el centro de los relatos de No es lo suficiente. Su trabajo con las voces y la zona le otorgan a su literatura un lugar potente y singular en el panorama nacional. El trabajo minucioso del libro, que contó con la edición de José Sainz, es destacado por otros escritores relevantes de las nuevas generaciones como el caso Luciano Lamberti: “Los cuentos que componen No es lo suficiente son minúsculas y desoladas biografías, los pensamientos de alguien que no puede dormir, testimonios de la opacidad de los acontecimientos. Leí este libro con estremecimiento físico”, escribió esté último. Lo que sigue es una conversación con Santiago Alassia alrededor de algunos temas que propone su literatura.

– Si tuvieras que imaginar, para un lector que aún no conoce tu obra, una serie de filiaciones de No es lo suficiente con el universo de la literatura argentina ¿qué otros autores y otras obras aparecen en ese horizonte?

– Como no me gustaría para nada sonar pretencioso, voy a hablar de lo que me gusta leer. Seguramente algo de todo eso debe colarse en lo que escribo. Para mí, Saer fue un trompazo, la revelación de que se puede torcer la realidad con el lenguaje, algo que intuía por medio de la poesía, pero que Saer hace narrando. Los climas oscuros, ciertos personajes freaks que a veces aparecen en Daniel Moyano. Di Benedetto. Después, leo a los escritores vivos. Me gusta la imaginación desquiciada de Luciano Lamberti, la sutileza en la mirada al detalle de Selva Almada, el manejo de la tensión que detecto en varios pasajes de la obra de Samanta Schweblin, la capacidad que tiene Mariana Enriquez para pensar narrativamente muchas de las problemáticas actuales. Y el clásico de Elvio Gandolfo que releo una vez al mes, Vivir en la salina

Muchos de tus personajes en este libro son verdaderos marginales. ¿Lo pensaste efectivamente como un libro sobre ellos, o partiendo de su voz, o es algo que finalmente se dio al seleccionar el conjunto de relatos?

Se fue dando de a poco, paulatinamente. No fue algo premeditado, como si dijera “quiero escribir una serie de relatos sobre marginales”, o ni siquiera “quiero inventar personajes marginales”. Digamos que me fui encontrando con ciertas características que se repiten casi obsesivamente en los personajes que me suelen aparecer. Rasgos que podría nombrar como la necesidad de correrse un poco al margen del ruido social, o la intuición del fracaso de todo vínculo, cosas así. Casi siempre los personajes que termino creando tienen algo de esa radical soledad. No sé bien por qué.   

Sos un artista con derivas hacia otras disciplinas, como puede ser el caso del teatro. ¿Qué valor le otorgás a la literatura en el marco de las diferentes artes? ¿Dónde encontrás su especificidad? ¿Cuál es tu mirada sobre ese punto?

– Uy, qué pregunta. No sé si tengo una respuesta. Si me pongo a pensar, diría que un poco la especificidad de la literatura, creo, pasa por la creación de sentido. Un pintor hace imágenes, un guitarrista hace música, un actor pone el cuerpo. Y uno como espectador puede ver una imagen, escuchar una melodía, ver una secuencia de acciones, y puede estar viendo esas cosas “despegadas” del sentido. Aunque sea por un momento. En cambio, creo que uno no puede empezar a escribir ni a leer la primera oración de una historia sin estar paralelamente “creando sentido”. Bueno, salvo en la poesía, pero es otra cosa. La poesía siempre es otra cosa, justamente, porque creo que trata de correr el límite del lenguaje. Diría eso, la literatura tiene que ver con la creación de sentido. Que es una especie de segundo aire, ¿no? Un segundo aire, y para nosotros, los humanos, sospecho que ni siquiera eso. Creo que se trata del único aire. 

Por último. Contanos en qué andás en este momento. Si estás escribiendo y cuál es el posible destino, si es que se puede contar, de tu producción actual.

– Acabo de terminar un libro de poesía y estoy empezando a garabatear los primeros trazos de una serie nueva de relatos. Trato de estar siempre con algo entre manos. Por ahora me estoy divirtiendo, estoy en esa etapa inicial juguetona, la de ir tanteando, ir errando de un cuento a otro, tener varios archivos abiertos a la vez, cuando me canso o me bloqueo en uno me voy a otro, llevo y traigo cosas de un universo a otro. Vamos a ver qué sale de todo eso, cómo se define el panorama. El posible destino, no tengo idea… ojalá sea algo más digno que el tacho de la basura orgánica… 

Día de Santa Fe en la Feria

El sábado 14 de mayo se presenta el libro Las cosas tienen movimiento. 40 años de la trova rosarina. A cuarenta años del lanzamiento del disco Tiempos difíciles de Juan Carlos Baglietto, Ediciones Santa Fe lanza este libro que compila perfiles de los hacedores de la Trova Rosarina: Baglietto, Fito Páez, Adrián Abonizio, Jorge Fandermole, Silvina Garré, Rubén Goldín y Fabián Gallardo. Por otro lado, se suman los testimonios de Litto Nebbia, Liliana Herrero y Pichi De Benedictis, las periodistas Sibila Camps y Gloria Guerrero y Quique Pesoa y las mejores letras de canciones.

La compilación del libro Las cosas tienen movimiento estuvo a cargo del periodista y escritor Horacio Vargas (autor de la primera biografía de Fito Páez), que seleccionó a periodistas de Rosario para la realización del trabajo. La edición estuvo a cargo del Ministerio de Cultura de la provincia de Santa Fe. El libro reproduce un texto escrito por Gerardo Rozín titulado: “Rosario, 1982”.

Además, ese mismo día en el marco del Día de Santa Fe, actúa Canticuénticos, grupo musical santafesino que busca acercar a la niñez a un patrimonio cultural que le es propio. Con tonada provinciana y canciones originales, que se mueven al ritmo del folklore argentino y latinoamericano, juegan con el humor, la sorpresa, la emoción y la creatividad. Invitan a que cada canción sea una puerta abierta para imaginar, pensar y preguntar.

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