Mujeres que hacen Historia: entrevista a Gisela Galassi, jefa del Archivo General de la Provincia Sede Rosario

La historiadora y archivista desarrolla proyectos de investigación junto a las trabajadoras del Museo Provincial de Ciencias Naturales "Ángel Gallardo"

(Texto y fotos: Violeta Paulini) A lo largo del tiempo, las funciones de cuidado han sido asociadas con frecuencia al rol femenino. Tareas por las que gran cantidad de mujeres no han recibido reconocimiento ni retribución. Este 8M, las trabajadoras del Museo Provincial de Ciencias Naturales «Ángel Gallardo» (San Lorenzo 1949, Rosario) deciden entrevistar a una mujer abocada con pasión y profesionalismo a tareas de cuidado, en este caso sobre documentos que hacen a nuestra historia. La de muchas otras mujeres, la del museo y la del edificio en el que se aloja.

Gisela Galassi es Jefa de División del “Archivo General de la Provincia, Sede Rosario”. Historiadora por la Universidad Nacional de Rosario y Archivista, actualmente se encuentra realizando la Diplomatura en Estudios Avanzados en Gestión Documental y Administración de Archivos Públicos, por la UNSAM. En conjunto con el equipo del Museo Gallardo y el Espacio de Memoria, han colaborado en la investigación histórica y arqueológica respecto al Edificio de la Actual Sede de Gobierno y sus múltiples y complejas historias, porque sospechamos que, como ocurre con las mujeres, no puede hablarse de una sola.

– Contanos sobre el Archivo General de la Provincia y su sede en Rosario.

– El Archivo General de la Provincia de Santa Fe tiene más de cien años. Junto con el Archivo General de la Nación, es uno de los archivos públicos más antiguos y de los primeros que nace como Archivo General. Esa denominación es importante porque no solo tiene la competencia de conservar la documentación histórica, sino de estudiar la documentación en su proceso de ciclo vital. Esto da cuenta de funciones mucho más amplias. Aquí en Rosario el Archivo se crea en el año 2005, cuando había documentación policial en este edificio que se debía poner al servicio de las Causas de Lesa Humanidad, con el objetivo de revisarla y aportar a los juicios que se iban a realizar en breve. Documentación anterior, de la época de la dictadura y también posterior.

 

– ¿Cuándo se da tu llegada al Archivo?

– Yo ingreso por concurso al Archivo General de la Provincia a un cargo para la Sede Rosario, en el año 2012. En ese momento tenía una compañera de trabajo, Nerina Bellitieri, y trabajamos muy bien juntas, a los pocos años ella se jubila y quedo sola y a cargo del Archivo. En 2014 obtengo una beca de formación en España que se llama “Escuela de Archivos para Iberoamérica” del Ministerio de Cultura y Deportes. Allí represento a Argentina en esta escuela para trabajadores de distintos archivos estatales públicos. Estuve en el Archivo General de Indias y en el Archivo Histórico Nacional de Madrid haciendo esas prácticas e instancia académica. Entonces descubro el financiamiento internacional de Iberarchivos ADAI, decido luego presentar a un fondo documental de Prontuarios denominados “históricos” que abarcan de 1905 a 1940, y en el año 2018, se obtiene ese financiamiento. A partir de allí ingresan al Archivo General en su Sede Rosario, dos estudiantes como pasantes, actuales integrantes del equipo de trabajo. Macarena Riberi Viale y Camila Martinez, historiadoras y diplomadas en archivística. Este año se incorporó la conservadora de museos Melisa Giorgi. Somos cuatro mujeres formadas en gestión documental o conservación.

– ¿Qué tareas desarrollan?

– Tenemos dos áreas, una que tiene que ver con el registro y consulta de documentos históricos, y otra con las labores de archivo intermedio, documentos que sirven a la administración pública y que todavía en su ciclo vital no fueron declarados históricos o no se decidió su destrucción. Realizamos distintas tareas, la descripción archivística (inventarios u otros auxiliares), atención al público o respuesta de consultas presenciales y virtuales. Ciertas consultas a la documentación han permitido reconstruir historias familiares, establecer parentescos y filiaciones, eso es insospechable cuando abrís un archivo y ocurre solo a partir de que éste se hace público. También enviamos copias de documentación a otros lugares del mundo para investigadores de otros países. Si esa documentación no se conserva y no está al servicio de la comunidad, accesible para la ciudadanía, no sirve de nada. Eso es posible con un tratamiento adecuado y también con la difusión: notas en la prensa, jornadas de acceso abierto, visitas guiadas a nuestros repositorios y vínculos institucionales.

– ¿Qué importancia tiene la documentación que guarda un Archivo?

– Los historiadores/as siempre estuvimos atraídos y atrapados/das por la documentación porque es nuestro metier, si bien hoy pensamos en fuentes mucho más amplias que los documentos escritos para construir nuestros relatos. Cuando se piensa en un documento histórico se suele apelar a su antigüedad o los hechos tradicionales en los que participó, por ejemplo la lista de soldados que asistieron en el combate de San Lorenzo que se encuentra en el Archivo General en Santa Fe. Es documentación histórica por lo que implicó el combate. Pero las nuevas miradas, por ejemplo la perspectiva de género y los nuevos enfoques históricos, se corren de estos grandes hombres y no solo se abarca a los que podríamos pensar como pro-hombres -gobernadores, senadores, diputados- sino que las mismas líneas historiográficas nos interpelan para que lo que hoy conservan los archivos históricos sea mucho más amplio. Por ejemplo los prontuarios históricos que custodia el Archivo, en otro momento hubiesen sido destruidos. Allí encontramos a sujetos espectables, pero también a personas, inmigrantes, trabajadoras y trabajadores que no fueron registrados por la historia oficial y que nos permiten construir una historia desde abajo.

– ¿Qué función cumple un Archivo?

– Se dice que los archivos cumplen una triple función social: Son fuente para la historia y las ciencias sociales, permiten ser la memoria de la institución productora (por ejemplo, en el caso de los prontuarios, hablan de las instituciones policiales o de seguridad, cómo se conformaron, cuales eran aquellos sujetos que estaban en la mira de estas instituciones) y la tercera función, que para mí es la más importante y diferencia a los archivos de otros centros que conservan documentación, es que los archivos son garantía de derechos inalienables. Cuando el archivo de prontuarios se hizo público, sabíamos que iba a servir a historiadores para analizar el anarquismo y la protesta social. O que la sección de “Moralidad pública” podía ser el nudo vertebral para estudiar sobre las mujeres que ejercían la prostitucion reglamentada y no reglamentada en la ciudad. Esto fue trabajado por la historiadora María Luisa Múgica. Pero además, a partir de hacer pública esa documentación, nos encontramos con personas que hacían trámites comunes, como rectificación de apellidos o filiatorios, o aquellos que buscaban a su madre biológica (o desentrañar otra información de la vida familiar). Hasta hubo una persona que accedió a información que le permitió acceder a una herencia, y así se van abriendo derechos. Hoy la mayoría de consultas son por trámites de ciudadanía. Justamente por el auge inmigratorio que tuvo la ciudad, un gran número de los registrados son españoles o italianos que llegaron aquí a Rosario, y nunca se nacionalizaron. Pero también tenemos un gran número de otras nacionalidades. Pueden figurar en los prontuarios sus actas de nacimiento, entonces mucha gente se acerca buscando esa documentación.

– ¿A qué se refería “Moralidad Pública”?

– La serie Moralidad pública era una sección dentro de la policía que no solo tenía que ver con los delitos llamados “sexuales”, sino que era mucho más amplia. Estaban allí las mujeres que leían la borra de café, quienes tiraban las cartas o un linyera que dormía en la calle. Si bien uno podría pensar que las mujeres protagonizaban esta sección y efectivamente son el grupo mayoritario, los grupos LGTB Q+ también encuentran en ese archivo múltiples voces disonantes que merecen ser estudiadas y no están en archivos de otra naturaleza; a quienes antes se llamaba de manera despectiva“invertidos”. Buscando varones te encontrás con muchos de los llamados caftens -quien tenía a cargo o regenteaba a las prostitutas- pero también lo que hoy ubicaríamos dentro del colectivo travesti trans. Los archivos sirven para eso también, para visibilizar a estos grupos, porque tienen la información oficial del Estado de sus detenciones y de muchos aspectos de su vida (cartas, fotografías, manuscritos). Parece distante pero Moralidad Pública (esta sección en la que se registraban los delitos que hacían a la moral y las buenas costumbres) desapareció «ayer»: se cierra con el asesinato de Sandra Cabrera, en el año 2004.

– ¿Qué acciones realizan para dinamizar estos contenidos de valor histórico?

– Tenemos vinculación con muchas instituciones, con todos los museos de la ciudad hemos participado en muestras colaborativas. Ahora estamos trabajando con la Defensoría del Pueblo y también con el Colegio de Escribanos de Rosario. Las estrategias de activación han sido realizar exposiciones, jornadas de puertas abiertas para mostrarle a la comunidad las tareas que desarrollamos y las distintas áreas de trabajo. Jornadas para profesorados de Historia de la Provincia y para la Escuela de Historia de la Unr, propuestas puntuales pensadas para el oficio del historiador y para la administración pública sobre la guarda y tratamiento documental.

– ¿Qué vínculo tiene el Archivo con la historia del edificio en el que se aloja?

– Este archivo propició la historia del edificio, a partir de estudiar documentación de la que nadie se ocupaba. Pudimos aportar planos y fotografías. También participamos en el rescate arqueológico y la investigación que realizó el Museo Gallardo, aportando nuevas capas de sentido a la historia de este espacio, atravesado por la última Dictadura Cívico Militar. El Archivo General tiene por ejemplo, dentro de su Fondo de Geodesia, los libros de construcción de los edificios públicos y de lo que era la Jefatura Política y el Cuerpo de Bomberos, primera denominación que recibe este edificio. Son cinco tomos que nos sirven para historizar el nacimiento de este espacio institucional, desde la expropiación del lote hasta su primeras décadas de funcionamiento. Hay un antes y un después en relación a la historia de este edificio y creo que nosotras tenemos ahí mucho por hacer, colaborativamente.

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