Este año, el Ministerio de Cultura de la Provincia de Santa Fe trabajó en un proyecto que fortaleció el vínculo entre sus dos organismos estables más grandes: las orquestas sinfónicas provinciales de Rosario y Santa Fe. La intervención consistió en un intercambio artístico donde los directores titulares de cada una de las agrupaciones invirtieron sus roles de conducción, siendo invitados a dirigir desde el podio del otro.
Así, el proceso comenzó el 4 de julio en el Teatro El Círculo de Rosario, con la presentación del Maestro Silvio Viegas, titular en Santa Fe, frente a la orquesta rosarina en un concierto que también contó con la participación del solista de piano Miceal O’Rourke (Irlanda) como invitado. El ciclo se completó este viernes 19 de septiembre cuando el Maestro Javier Mas, titular en Rosario, dirigió a la Orquesta Sinfónica Provincial de Santa Fe, en el Centro Cultural Provincial, en un evento nocturno que se tituló «Música para un pasado imaginado», y que contó con la participación como solista del violista Adrián Dvoracek (integrante estable de la OSPSF).
El programa que eligió el Maestro Mas para su paso por la capital provincial incluyó obras de tres grandes referentes del final del Romanticismo: Richard Strauss, Ottorino Respighi y Max Bruch. Con un director que comparte el mismo estilo cálido que Viegas en su vínculo con el público, el concierto empezó con la notable «Antiche danze et arie per liuto, Suite N°1», de Respighi. La interpretación se destacó por su elegancia y frescura. La orquesta, bajo las condiciones impuestas por el director, logró un sonido claro y armonioso, que amalgamó lo maravilloso de las antiguas melodías con la riqueza de colores que les dio el compositor. El resultado fue una ejecución cálida y vibrante, que hizo viajar al público entre lo antiguo y lo moderno con naturalidad.
La propuesta continuó con «Romanza para viola y orquesta, Op. 85», de Bruch, donde brilló con luz propia Adrián Dvoracek. Su expertise conmovió al todos los presentes por su profunda expresividad. Logró un sonido cálido y melancólico con una técnica que por momentos evocaba violines. Logró fundirse con la orquesta en un diálogo sereno y resaltó los matices simples y sinceros de la obra con gran presencia escénica. Ante los imponentes aplausos del público, como bis Adrián tocó la transcripción para viola del segundo movimiento («Allemande») de la «Suite para chelo N° 1 en Sol mayor» de J. S. Bach y se renovó el reconocimiento.
El último convite de la noche fue la Suite de «El burgués gentilhombre. Op. 60» de Strauss. Bajo la conducción de Mas, el burgués alcanzó una versión notablemente distinguida. Javier guió a la orquesta con autoridad y sensibilidad, otorgando a cada pasaje claridad y nobleza, y revelando con maestría tanto la sutileza de la escritura de Strauss como la riqueza de su forma. El resultado fue una ejecución elegante y profundamente expresiva bajo la tutela de un Maestro que conmovió con su capacidad interpretativa.
Y capitulo aparte para el concertino Raúl Vallejos, que se hizo cargo de manera magistral de una partitura impregnada de solos de muchísima complejidad. Es una obra donde el primer violín ocupa un espacio preponderante durante toda la pieza y Vallejos demostró una calidad artística digna de admirar.

