Las celebraciones por el 215 aniversario de la Patria en la capital santafesina comenzaron la noche del sábado 24, a las 21, en el Teatro Municipal 1º de Mayo con un concierto imponente de la Orquesta Sinfónica Provincial de Santa Fe, organizado por el Ministerio de Cultura y la Municipalidad. Este año, la tradicional Velada de Patria de la orquesta, donde se reunieron representantes de las esferas de gobierno, de las fuerzas de seguridad, de distintas instituciones públicas y privadas y público general, se llevó adelante con la Sala Mayor del emblemático teatro completamente repleta de público y en un contexto de celebración que caló hondo en todos los asistentes.
Más allá del frío, frente a la escalinata del teatro había, desde temprano, espacios y locales itinerantes que ofrecían distintos productos. Mucha afluencia de gente, movileros de medios locales y calle San Martín ornamentada con banderas argentinas disponían el clima ideal para la antesala del concierto.

Dentro del recinto, entre tanto público asistente destacó la presencia de autoridades como el intendente de la ciudad de Santa Fe, Dr. Juan Pablo Poletti; el ministro de Gobierno e Innovación pública, Fabián Bastía; el ministro de Economía, Gonzalo Saglione; la ministra de Cultura, Susana Rueda; el secretario de Desarrollos Culturales, Paulo Ricci; y la directora de Espacios y Organismos Culturales, Patricia Hein, entre otros. También estuvieron presentes el presidente de la Asociación Argentina de Compositores, Lucio Bruno Videla, y el compositor Pablo Loudet, autor de una de las obras incluidas en el repertorio.
El podio fue ocupado por el Maestro Silvio Viegas y actuaron como solistas tres artistas de destacada trayectoria: el guitarrista santafesino Sebastián Ríos y los flautistas Jorge de la Vega y José Cristian Garreffa, siendo este último integrante estable de la sinfónica.
Música y reconocimiento
Luego de la apertura protocolar, el concierto empezó con una hermosa interpretación de nuestro Himno Nacional, elocuente y emotiva, donde se pudo ver al Maestro Viegas, brasileño de nacimiento pero argentino por adopción, entonando las estrofas mirando hacia el público con gran sentimiento.
Inmediatamente después de la canción patria, se escucharon las notas de la «Suite Ostinata» de Pablo Loudet, obra escrita para cuerdas que sirvió como anclaje perfecto para darle continuidad al programa conformado cien por ciento de composiciones argentinas. Al finalizar la suite, Viegas invitó a Loudet al escenario para que reciba al cálido reconocimiento de la audiencia.
Antes de la tercera obra del repertorio, mientras se reconfiguraba el escenario para darle continuidad al encuentro, el presidente de la Asociación Argentina de Compositores, Lucio Bruno Videla, le hizo entrega al Maestro de un cuadro con un diploma -y un vino- en reconocimiento al trabajo que la Sinfónica santafesina lleva adelante, por cuarto año consecutivo, colaborando con la difusión de música de autores nacionales.
Hecho el reconocimiento, continuó el programa con un arreglo de Oscar Cardozo Ocampo de la «Suite Argentina» para guitarra, cuerdas, corno y clavecín de Eduardo Falú. Esa fue la instancia donde apareció en escena el guitarrista Sebastián Ríos, músico oriundo de Santa Fe que supo participar hace algún tiempo como integrante del equipo técnico de la propia orquesta, pero en esta oportunidad, como invitado, desplegó todo su esplendor como intérprete. Ríos impactó con su estilo. Respetó las métricas características del género folclórico que se mezclaban con acordes acompasados de música académica. Mostró un excelente dominio técnico, con intención y carácter. Sus expresiones completaban una imagen inolvidable para quienes pudieron estar presentes. Supo conectar con la esencia intangible de la obra, digitando con gracia cada nota, cada acorde, cada sensación. Su ejecución fue indiscutiblemente una exquisitez.

Hacia el gran final
La segunda parte del concierto empezó con «Las tres niñas de Santa Fe», de la obra «Tres Romances Argentinos» de Carlos Guastavino, tal vez el autor santafesino más prolífico y reconocido del siglo XX. La pieza fue originalmente escrita para dos pianos, pero a inicios de la década de 1930, Guastavino compuso una versión totalmente nueva de los romances, para orquesta. De esa edición se tomó el movimiento que se escuchó en la velada.
La versión de Viegas respetó el carácter melódico del baile y la sensibilidad sobria del propio Guastavino. Fue muy claro y cohesivo con una gestualidad muy expresiva. Logró una notable conexión emotiva entre él, la obra y los músicos; y eso se transmitió a toda la audiencia.
El último tramo del recorrido que propuso el programa tuvo como centro la actuación de los flautistas Jorge de la Vega y José Cristian Garreffa en la presentación de la obra «Vertientes Americanas», suite para dos flautas y orquesta del porteño Gerardo Gardelín.
La situación fue la ideal para un final de concierto inolvidable: dos solistas enormes, un director inconfundible, una obra contemporánea perfecta y una orquesta de gran nivel. Ingredientes para el éxito.
Los solistas ofrecieron una lectura de alto nivel artístico, destacándose por su compenetración expresiva y técnica refinada. La dupla supo conjugar virtuosismo con lirismo, dialogando con fluidez tanto entre sí como con la orquesta, en una obra que exigió precisión rítmica y flexibilidad estilística para transitar los diversos paisajes sonoros que planteó el compositor. El fraseo fue sensible y cuidadosamente modelado, con especial atención a los matices dinámicos y a los timbres característicos de cada movimiento. La orquesta, bajo una dirección atenta, se mantuvo como un marco sonoro maleable, permitiendo que las flautas brillaran sin perder la riqueza armónica del conjunto. El resultado fue una versión que respetó el espíritu de la obra, vibrante, colorida y profundamente enraizada en las músicas del país.
Como bis, de la Vega y Garreffa interpretaron un arreglo para dos flautas de «El Diablo Suelto» del venezolano Heraclio Fernandez y los aplausos volvieron a inundar la sala.
La Gala Patriótica fue otro éxito gigante de la Sinfónica provincial de Santa Fe que, como siempre dice su director, es de todos los santafesinos.
