En el marco de la conmemoración del Día de la Memoria por la Verdad y la Justicia, el Ministerio de Cultura de la provincia presentó «Línea directa, relatos sonoros para encontrarte», en Plataforma Lavardén. También hubo lectura de poemas y un exquisito set musical.

Miércoles 23 de marzo, 21 horas. Rosario vive una noche húmeda, con amenaza de lluvia desde hace horas. Sin embargo, gran cantidad de personas de todas las edades hacen cola sobre calle Sarmiento al 1200, de Rosario, para ingresar al Gran Salón ubicado en el quinto piso.

El lugar está montado como bar, con mesas redondas y sillas, y cada persona que va ingresando entrega su entrada y pasa para tomar asiento, sin elegir demasiado.

Sobre el escenario hay unos sillones y micrófonos y en la otra punta del salón otra tarima, una silla y otro micrófono. Y en el centro de la escena, un pequeño atril y otra tarima. Todas señales de que prontamente algo ocurrirá.

Javier Armentano, subsecretario de Gestión Cultural del Ministerio de Cultura de la provincia, señaló que este tipo de encuentros son fundamentales para “seguir transmitiendo lo que ocurrió, no perder la memoria. Sobre todo a las generaciones que vienen”.

“Hay que estar siempre alertas para que todos conozcan la verdad, y para que esto nunca más vuelva a pasar”, agregó.

A las 21:30, la vigilia comenzó con «Línea directa, relatos sonoros para encontrarte», un trabajo hecho en Paraná, capital de Entre Ríos, por la Radio Comunitaria Barriletes y que fue presentado por Sabrina Gullino Valenzuela y Romina Bozzini, de Abuelas de Plaza de Mayo Filial Rosario.

«Línea directa» es un trabajo colectivo de podcasts donde se pueden escuchar voces, relatos e historias de abuelas, hijos, hermanos, sobrinos, que hablan de búsquedas, de necesidad de encontrar a hijos, nietos, recuperar esas vidas que fueron arrancadas por la dictadura cívico militar. También muestran la lucha inclaudicable, la entereza y el ejemplo de las Abuelas de Plaza de Mayo que a paso firme, sereno y seguro, siguen intentando recuperar identidades.

Así se escucharon los podcasts ‘Abuela Sonia’ en el cual Sonia Torres busca a su nieta o nieto que debió nacer entre junio y julio de 1976 durante el cautiverio de su hija, Silvina Mónica Parodi. También se pudo escuchar y conocer ‘Abuela Ledda’, historia de Carmen Ledda Barreiro, quien busca a su nieto o nieta. Su hija, Silvia Graciela Muñoz, fue secuestrada el 22 de diciembre de 1976 en La Plata, estaba embarazada de dos meses.

Cada historia, cada relato, causó emoción en todos los presentes, que aplaudían en forma serena y discreta, como respetando cada pedazo de vida relatada en pocos minutos.

También se escuchó el relato de Ramón Inama Macedo, quien tenía 4 años cuando su papá Daniel, junto a su compañera Noemí Macedo, fueron secuestrados y desaparecidos. Al momento del secuestro, Noemí cursaba un embarazo de entre 6 y 7 meses y ese hijo o hija debió nacer en enero o febrero de 1978.

O el relato de la propia Sabrina Gullino Valenzuela, hija de Raquel Negro y Tucho Valenzuela, quien recuperó su identidad en 2008 y desde entonces busca a su hermano mellizo, que nació en el hospital militar de Paraná entre febrero y marzo de 1978, junto a su familia de sangre, entre ellos, su medio hermano Sebastián y su otro medio hermano, Matías.

La periodista Flavia Campeis, en cada impasse de relato, fue haciendo algunas preguntas y comentarios tanto a Sabrina como a Romina. Luego la escena cambió de escenario y todos miraron hacia la otra punta del gran salón, donde Rocío Muñoz Vergara leyó poemas de Paco Urondo, Julio Cortázar, Miguel Hernández, Roberto Santoro y Susana Thenon, para cerrar con un tema musical, ‘Para la Libertad’, junto al músico Mauricio Ledesma en ukelele.

Luego siguieron varios podcasts más, entre ellos el de Iván Fina Carlucci, hijo de los militantes Isabel Carlucci y Víctor Hugo Fina, secuestrados a principios de 1976. En ese momento, Isabel estaba embarazada de 6 meses y tenía como fecha médica de parto noviembre de ese año. En junio de 2011, el equipo argentino de antropología forense (EAAF) identificó los restos de Isabel, pero no pudo determinarse el destino del embarazo. Iván sigue buscando a su hermana o hermano.

Y cuando el reloj marcaba las 23:44, apareció el músico Julián Venegas. Con su guitarra, pasando por entre las mesas, brindó una breve pero exquisita selección de temas. Comenzó con ‘Todo el día’ de Fernando Cabrera. Y siguió con una soberbia versión de ‘La encendida’ de Pica Juárez.

Luego, ya pasada la medianoche, fue el turno de ‘Sembrando flores’, un son jarocho creado por la banda mexicana Los Cojolites, reversionado para guitarra, y con su voz repicando en cada rincón del quinto piso, acompañado por todo el público que cantó las estrofas «Mi mamá me dijo que sembrara flores; que saliera al campo a buscar amores».

Para el final, vinieron ‘Poquito’ de Ramiro González, que en su bella letra tiene los versos «deja que el témpano se deshaga, deshiela el hielo de tu mirada, súbete al fuego de lo imposible, desfonda el eco de lo temible. Quiéreme un poco y otro poquito, por las arenas del infinito», que fue muy aplaudido y como broche de oro interpretó una versión del bellísimo ‘Diamante’, del gran Jorge Fandermole.

Cuando se terminaban de escuchar los versos «Me han regalado un diamante y no sé qué hacer con tanta luz; abro mi mano un instante y brilla hasta el cielo, limpiando el azul. Es, sobre todas las cosas, mi piedra preciosa, invisible en su faz», el público se quedó pidiendo un último tema. A modo de bis, Julián se despidió con una reversión de ‘Oh que será’.

Con el reloj marcando las 0:20, y la lluvia cayendo sobre la ciudad, de a poco el público fue bajando del quinto piso hacia la calle, muchos esperando volver a verse en la tarde del jueves 24, en lo que se presume será una multitudinaria marcha por las calles de la ciudad más importante del departamento Rosario, que seguramente se replicará en todo el país para conmemorar el Día de la Memoria por la Verdad y la Justicia.