Especiales 20/09/2024

Franchi llega a la Terraza de Lavardén con el universo alucinado de “Esto es cine amigos”

El músico y artista polifuncional Julio Franchi encontró en la creación de contenidos un formato donde vuelva su mirada del arte y el mundo. El sábado 21 llega al ciclo Terraza siempre Terraza junto a un destacado grupo de amigos, y entrada gratuita.

(Texto: Edgardo Pérez Castillo) Julio Franchi dejó su Rosario natal en busca de otro horizonte posible para sus canciones. El camino ya había sido transitado, tantas otras veces, por otras y otros: rumbo a Buenos Aires, apuntando a encontrar allí una caja de resonancia que permitiera visibilizar su obra. Una obra sensible, crítica, marginal, humorística, montada sobre canciones de rock, que ya había crecido en Rosario durante su paso por la banda Hermosos Perdedores y, después, con dos discos de gran valor: “Mi sentimiento” (de 2007) y “Personalidad” (2010). Ya en Buenos Aires, en 2018 editó “Invierno en la luna”. El talento y la creatividad seguían presentes, pero el gran golpe, la masividad, sin embargo, demoraría algún tiempo más. Y con otro formato, con otras reglas, pero con una misma mirada: desde hace ya algún tiempo, el rosarino es toda una celebridad como creador de contenidos, esos que despliega en diversas redes bajo el amparo de un concepto “Esto es cine amigos”.

En esencia, cada lanzamiento de “Esto es cine amigos” se ancla en la mirada del mundo de Franchi y de Oscar Gesualdi, el vecino tapicero al que conoció en Palermo hace algo más de diez años, cuando el rosarino era un recién llegado y Oscar un emblema del barrio, laburante de vereda que cautivó al joven artista con una similar visión de la vida misma. Así se convirtió en un coprotagonista querido y celebrado.

Desde esa condición coprotagónica, Franchi y Gesualdi llegarán al ciclo Terraza siempre Terraza de Plataforma Lavardén (Mendoza 1085, Rosario) para darle forma a un encuentro cargado de videos, diálogos y sorpresas impredecibles. Para ello, Franchi sumará a algunos viejos secuaces: su padre Miguel Franchi (el notable actor y director que se enfundará en el papel del tío Germinal Terrakius), Dj Carrión (el periodista, operador de radio y musicalizador Juan Manuel Carrión) y Alejo Castillo, compañero de Julio en la recordada Hermosos Perdedores. Anunciada a las 18, la función se desarrollará con entrada gratuita (podrán retirarse desde una hora antes del show, por la boletería de Sarmiento y Mendoza, hasta completar el cupo).

Hombre de escenario, para Franchi saltar la virtualidad del formato “Esto es cine amigos” representa también una oportunidad de generar trabajo genuino para su compañero de aventuras. “Oscar es la razón de la obra, es lo más lindo, nos encanta que viaje, que conozca otras ciudades. Yo viví tres años en Palermo y él siempre estaba laburando en la esquina. Justo cuando yo me mudaba del barrio, desalojaron la casa donde estaba Oscar y se tuvo que ir a vivir a Mataderos, pero sigue laburando como tapicero en Palermo, porque lo quieren mucho en el barrio, entonces los vecinos le consiguieron un lugar para que siga trabajando”.

En línea con ese espíritu solidario, desde su condición de creador de contenidos con fuerte llegada (son cerca de un millón de seguidores los que tiene distribuidos en distintas redes), Franchi entiende las bondades de los pedidos solidarios, pero prefiere apuntar a la salida laboral compartida. El arte como oficio y trabajo. “Me parecía que estaba bueno esto porque de alguna manera le da a Oscar un laburo. También a mí, obviamente, pero pienso que está mejor que ponernos solo a pedir ayuda (que está bárbaro), pero está bueno armar algo que nos dé regularidad. Nosotros hacemos remeras de ‘Esto es cine amigos’, y la venta de las remeras de Oscar son para él. A medida que vaya creciendo esto en seguidores va a ser más grande el alcance. Y que de alguna manera esto le pueda cambiar la vida a Oscar, que es es como yo: está tan acostumbrado a vivir con poca guita que está contento”.

La referencia de Franchi al trabajo y la economía no es menor. Con sus creaciones, el rosarino entiende que representa a una clase social que no se encuentra visibilizada en el universo mainstream de las redes. “Me pasan cosas muy locas, porque esté donde esté, en cualquier barrio, en Carapachay, en Villa Adelina, me saluda un montón de gente, siempre alguien me grita ‘Esto es cine amigos’. De hecho, me conoce mucha más gente que la que me sigue. De eso hago muchas lecturas, porque también soy espectador de lo que pasa, porque no es que yo tenía todo fríamente calculado. Algunas cosas se dan. Creo que en las redes hay un montonazo de oferta pero solo dos tipos de personas que se muestran: el Rkt y esa cosa de la argentinidad de hacerse el roto; y por otro lado una mirada progre-porteña, con gente que opina con mucha culpa de clase. Yo soy distinto, no vengo de esos lugares. Lo que veo es que no hay clase media, no hay laburante. Con Oscar más o menos representamos a la clase media. Que puede ser sofisticada y popular. Somos naturales y pienso que los que me saludan por la calle son así. Yo muestro eso naturalmente, aunque obviamente elijo cómo contarlo”.

Llega, entonces, un modo de hacer: Franchi es como un cazador de historias, sin guión previo, con la lógica de la espontaneidad y la inmediatez. Comprendiendo las lógicas de los algoritmos, las reglas de un juego al que debe enfrentar aún cuando no hay inspiración, aparece allí el oficio y la convivencia de elementos que, como en toda buena alquimia, no producen efecto por separado. “Yo no le copié a nadie, se fue dando así. Obviamente, cuando te empieza a ir bien te empiezan a copiar, y me da bronca los que quieren salir a copiar algún video que se hizo viral. En mi caso se fue dando naturalmente, cuando empezó a aparecer la frase ‘Esto es cine’ se fueron dando las cosas. Lo único que hice fue no creerme un capo que podía hacer lo que quería. Esto va por un curso que tengo que ir descubriendo. Creo que son un montón de cosas que, juntas, hacen que funcione. Está la calle, la rapidez, mi voz… Si lo mirás por separado no funciona. Pero junto sí. A veces miro los chistes por separado y son todos una pelotudez, pero en la unión, junto con la música, todo termina dando algo que es agradable y digerible. Que en la música nunca lo pude lograr, nunca pude lograr algo tan popular, pero ahora me sigue gente de 15 años hasta otra de más de 65 años”.

¿Cuál es, entonces, el secreto de esa fórmula? “Debe ser el resultado de tantos años de que me gusta el arte, de ser apasionado, de las cosas que me gustaban porque mi papá o mi vieja me hicieron disfrutar de esas cosas”, explica Franchi, que además de su padre actor, docente y director, tiene otra fuerte referencia en su madre, la actriz, docente y escritora Lila Gianelloni. De esa familia heredó la visión artística del mundo. O, mejor aún, el arte aplicado a una visión del mundo.

“Con mi viejo íbamos en el colectivo y nos imaginábamos de qué trabajaba cada uno que subía –explica Franchi hijo–. Eso es algo que por ahí toda la gente piensa, pero enseguida lo deja de pensar. Nosotros, los artistas, nos podemos quedar pensando en una estupidez de esas. El arte es darte cuenta del hecho artístico, no que ocurra, porque el hecho artístico ocurre todo el tiempo. Eso es lo que quiero mostrar, que el arte está en todos lados, como decía Fellini. Y sé que no cualquier cosa es arte, porque hay códigos que se estudian, entonces se trata de generar tensión, como los payasos que hacen tres veces el mismo chiste hasta que te hacen reír. Es el oficio de artista. Después todo el mundo lo ve, y le gusta. Pero no todos ven el hecho artístico y por eso aman a los artistas, porque pueden atrapar esa sensación que todos tenemos”.

Acompañado por sus amigos, Julio Franchi pondrá en escena algo de todo eso que ocurre en las redes. Eso que, con “Esto es cine amigos” como bandera, le permitió encontrarse, sin culpa, con el infrecuente suceso del ocio creativo-productivo: “A mí me gusta mucho andar en bici. El otro día estuve como cuatro horas andando y en un momento pensé que era una pelotudez, pero después me dí cuenta que estuve cuatro horas sin agarrar el celular, sin fumar cigarrillos. Mirando lo que pasa. Entonces descubro un placer total, donde los videos son una excusa. No es común que alguien esté merodeando, viendo, observando, caminando a contramano. Me miran como si estuviera por robar. Lo que yo hago solamente lo hacen los ladrones, el resto de las personas siempre están haciendo algo. Haber encontrado una manera de hacer algo que no hace nadie más me da más placer que los videos. Es como ver a todos actuando mientras no hago nada. Y como me genera un hecho artístico, y soy adicto a eso, no puedo parar de hacerlo. Es una situación extraordinaria. Y a la larga aparecen los chistes y esas cosas, porque estás como en una droga, como una meditación. Más allá de que me va bien, lo que más me gusta es tener ese tiempo. Soy un privilegiado por poder hacer esto”, explica Franchi, el músico que encontró en las redes una posibilidad de expresión que lo representa: “Con la música me gustaría hacer una salvedad, porque no me dio el cuero para vender. Para hacer canciones comerciales, aunque seas un mercenario, tenés que poder mantenerlo. No es que no tuve éxito con la música por mantenerme fiel a mí mismo, aunque hubiera querido, tampoco me hubiera salido. Además, al rock llegué tarde, porque estaban todos re duros, y nadie decía nada. Lo bueno es que ahora me está yendo bien con esto que soy. Si no fuera por esto no hubiera podido plasmar mi personalidad para que encaje en algo. Y si no me pasó antes fue porque no estaba preparado”.