Agenda 27/11/2025

Noche rock y blues en la Terraza

Pastillitas y Meridio compartirán escenario en la planta superior de Plataforma Lavardén, en un show que dará comienzo a las 21 en el espacio provincial de Mendoza 1085 (Rosario).

La Terraza de Plataforma Lavardén (Mendoza 1085, Rosario) recibirá a dos jóvenes animadoras de la escena rockera rosarina: Meridio y Pastillitas. Con puntos de contacto en su abordaje de blues, rock y hard rock, las agrupaciones se presentarán este viernes 28, a las 21, y las entradas están disponibles para la compra en entradaslavarden.com.

Formada en 2016, Meridio se puso como objetivo inicial grabar un disco y, desde allí, comenzar a tocar en vivo. Después de la pandemia, el grupo se consolidó como cuarteto con los fundadores Eddie Liberati en voz y Alejandro Narváez en bajo, y la llegada de Nicolás Gagliardi en guitarra y coros y Leonardo Bertolo en batería. Con esa formación le dieron forma a su segundo trabajo, el Ep “Six Pack”, grabado en el estudio Penny Lane. «El aporte de Nicolás y Leonardo fue muy grande, empezamos a cuidar más los arreglos, con falta de egoísmo, aportamos lo que creemos que es lo mejor para cada parte. Y todos aportamos para cada canción», apunta Liberati, que en relación a la actuación en Lavardén confirmó el estreno de nuevos temas y la participación especial de la multiinstrumentista Andrea Cuello, que tocará teclados en todos los temas del show.

Por su parte, Pastillitas volverá a presentarse en el espacio provincial de Mendoza 1085 con un repertorio de obras propias que no sólo incluye las creadas desde su formación en 2022 sino, además, reversiones de canciones compuestas hace más de treinta años. El arco temporal se explica por el recorrido de dos de sus integrantes: el cantante y guitarrista Fausto Yrure y el guitarrista Pablo Russo, que a fines de los 80 compartieron la banda Britannia Rule. Sin embargo, para Yrure la actividad en la escena local se interrumpió cuando avanzó con la carrera de Derecho, profesión a la que se dedicó durante treinta años, dejando a un lado el periplo de bandas. El llamado de un amigo, en 2022, lo devolvió al ruedo: «Me llamó este amigo y dijo que había alquilado una sala de ensayo para juntarnos a tocar. Y un día se lo cruzó a Pablo y lo invitó. En Britannia, Pablo tocaba la batería, pero después empezó a tocar la guitarra y se sumó como guitarrista. Eso fue en julio o agosto: en octubre nos invitaron a tocar en una fiesta, y así arrancamos».

Con la presencia de Sebastián Crisi en bajo y coros y de Maxi Fradellin en batería, desde un primer momento el grupo fue perfilando un repertorio de canciones propias, que incluyó ese rescate de antiguas composiciones. «Recordábamos algunas canciones que habíamos tocado en nuestra banda anterior, las recuperamos y ahora las hacemos. Hay canciones que tienen más de treinta años, son reediciones de Britannia Rule. Después fueron surgiendo cosas nuevas y fue tomando forma», destaca el cantante, que con su regreso a los ensayos reactivó una faceta compositiva que había quedado en suspenso: «En los treinta años que no estuve en la música no se me ocurría nada, cuando anteriormente los temas eran míos. Cuando nos metimos de nuevo con la dinámica de los ensayos, a pensar arreglos, me empezó a salir de vuelta crear canciones. Las mostraba en el ensayo y nos surgían las ganas de hacer canciones propias. Siempre nuestra idea fue mostrar nuestra música. Cuando vimos que las cosas salían nos decidimos a grabar, que ahora es mucho más fácil que hace treinta años. Y fueron apareciendo cosas, tocamos en el Centro Cultural Güemes, o ahora en la Terraza de Lavardén, que es algo súper importante».

Para Yrure, el regreso al circuito del rock local significó entrar en contacto con una realidad alejada de las características de la escena emergente de fines de los 80 y 90’s. «Pienso que si hoy tuviésemos la onda de los finales de los 80, principios de los 90, ese espíritu, habría muchísima movida under en Rosario», distingue el cantante y guitarrista, que concluye: «En cuanto a lugares, creo que hay más lugares para tocar que cuando éramos pibes. Pero en aquellos lugares había muchísima más onda, más gente que concurría, que quería ver rock. Estaban los Pre-Chateu en el Anfiteatro, que estaba siempre colmado. Había un espíritu más rockero. Hoy creo que hay más lugares pero es menor la cantidad de gente que se interesa por la movida under, por el rock rosarino. Noto poco acompañamiento, es un poco con lo que me encontré: hay poca gente que vaya genuinamente a ver una banda sin conocerla».