El viernes 12 de abril, a las 21 horas en el Centro Cultural Provincial, tuvo lugar un concierto académico, no clásico, que causó un gran impacto -otra vez-. El año pasado el “Concierto de Gran rePercusión” que propuso la fila de percusionistas de la Orquesta Sinfónica Provincial de Santa Fe, que depende del Ministerio de Cultura, logró lo que su nombre proponía, repercusión, y se vio reflejada este año ante otra sala llena, repleta de un público ansioso por ver un evento académico distinto: rePercusión II. Ni la lluvia los detuvo.

Todo en familia

Sin la figura canónica del director en el podio, el concierto estuvo a cargo del Doctor en percusión Pablo Bagilet, solista de timbales de la Sinfónica y, por definición, jefe de fila. Planificó y organizó todo junto con el resto de la ‘familia’: Francisco Vergara Moya, suplente de solista, Julián Macedo y Federico Figueróa Sguario. El desarrollo del concepto artístico completo hizo necesario que se tengan en cuenta a otros músicos para completar el grupo, entonces citaron a Guillermo Trobbiani, contrabajista de la orquesta que participó ejecutando un bajo eléctrico; e invitaron a Lucía Ciccazzo, Josefina Puebla, Andrea García y Rafael Duré -también percusionistas-, sumando a Mario Spinosi como solista de piano. Comparando con las formaciones que suele tener la Sinfónica, este grupo era mínimo, pero la preparación, coordinación y nivel profesional de los once involucrados (también participó Luciano Stizzoli como suplente de piano) los hizo ver como un gran gigante.

Cierto es que Silvio Viegas, el director titular, no participó físicamente, como se mencionó al principio, pero para sorpresa de todos, sumó su granito de arena con un mensaje de voz grabado, y enviado desde Brasil, que valió de puntapié inicial para una de las obras y fue una muestra cabal de la confianza del maestro hacia sus músicos. ¡Los dejó solos en casa y organizaron una fiesta hermosa!

Luz, humo… acción

El orden del programa no fue aleatorio, las obras encadenadas contaron una historia de intensidades y ritmos antagónicos mancomunados en un todo orgánico. Hubo distintas escenas, armadas con juegos de luces, humo e intervenciones donde los músicos involucraron también sus cuerpos en distintos espacios de la sala. Tocaron en el centro del escenario, en los costados, entre la gente, bajo las luces, en la oscuridad, actuaron; el show fue completo.

En una hora y veinte minutos que duró aproximadamente el programa, se escuchó un abanico muy interesante de obras. Sonaron: Tocatta para Instrumentos de Percusión de C. Chávez; Tres de cinco piezas para guitarra (adaptación para Solo marimba) de A. Piazzolla; Fantasía Elpana para Piano e instrumentos de percusión de H. Laberer; Ingreso Irrestricto de C. Passeggi (quien estaba presente en la sala); Tercera construcción de J. Cage y Toronubá de D. Cervo.

La selección fue ecléctica y muy atractiva. Tocaron todos juntos y por separado, hubo destrezas individuales, duetos, tríos, cuartetos y hasta sextetos. Nada quedó por mostrar y demostrar. El nivel de compromiso con la causa que propios e invitados mostraron fue total. Representaron a lo mejor de lo mejor artísticamente y el público, agradecido. Muchos terminaron de pie mientras todos los artistas saludaban abrazados desde el borde de las tablas. Lo que se vio en el escenario fue de primerísimo nivel, un regalo para Santa Fe y un tributo definitivo a la cultura.